UN CATECISMO PLÁSTICO. EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN. PARTE 10, Estudio iconológico de las naves. El Viacrucis
EL VIACRUCIS
El Viacrucis, Vía
Dolorosa o Estaciones de la Cruz son las etapas, a modo de escenas, por las que
Cristo pasó desde su condena a muerte hasta su entierro. Su representación, de
una manera u otra[1],
es habitual en el interior de las iglesias (comenzando por la nave del
Evangelio en la zona más cercana a la cabecera y girando luego por la nave de
la Epístola), en los calvarios y en otros lugares de devoción, donde se rezaba
en diversas épocas del año, si bien actualmente su uso ha quedado reducido a
las celebraciones relacionadas con la Semana Santa.
Estación número 13, pintada inicialmente. |
En este templo se optó
por aprovechar los lunetos formados por la confluencia de los arcos de cada
tramo en las naves laterales para su representación; si bien, al disponer
únicamente de seis tramos, hubo que recurrir a la utilización del luneto del
arco de separación entre la nave lateral y el hastial del templo, con lo que se
completaban los 7x2 espacios iguales necesarios para su colocación. Según se
desprende de la inscripción que figura sobre la séptima estación, las pinturas
fueron realizadas por Francisco Labarta en el año 1954, a excepción de la
escena correspondiente a la decimotercera estación que ya había sido pintada en
1943[2]. A
pesar de que el autor es el mismo, su estilo en tan solo doce años varió de
manera sustancial, ya que en 1943 procuró ser lo más naturalista posible,
mientras que en las escenas de 1954 tendió hacia un mayor esquematismo
geométrico.
Fecha y firma del autor |
En estas escenas la
temática ya viene impuesta por el propio rito[3] y,
por lo tanto, el autor se limitó a adaptarla al espacio y a la técnica que fue a
utilizar, con pocas posibilidades de variación.
Segunda estación |
Décima estación |
Undécima estación |
En la primera estación
(Jesús condenado a muerte) aparece
Cristo con la corona de espinas, el manto de color púrpura y un palo, vigilado
por un soldado romano, mientras dos personas le increpan. Es la típica
representación del Ecce Homo (éste es el hombre). En la segunda estación (Jesús sale con la cruz a cuestas) el
autor muestra a Cristo saliendo del interior de un edificio clásico, mientras
tres personajes tocan largas trompetas. La tercera estación (Jesús cae por primera vez) representa
una sencilla y geométrica imagen de Cristo cargado con la cruz y caído en el
suelo, mientras otra persona le ayuda a incorporarse, viéndose al fondo algún
detalle paisajístico, que se repite en algunas de las siguientes estaciones. La
cuarta estación (Jesús encuentra a su
Madre Santísima) muestra a Cristo con la cruz volviendo su rostro hacia
tres mujeres, una de las cuales es la Virgen María. En la quinta estación (Simón Cirineo le ayuda a llevar la cruz)
se pinta a Cristo y a Simón Cirineo tras él portando la cruz. La sexta estación
(La Verónica enjuga el rostro de Jesús)
muestra a Cristo arrodillado ante la mujer que, tras secar su rostro, vio cómo su
imagen quedaba impresa en él. En la séptima estación (Jesús cae por segunda vez) se pinta a Cristo solo caído en medio de
un paisaje vegetal, mientras que un fuerte rayo de luz venida desde el cielo le
da fuerzas para seguir. Ya en el lado de la Epístola se representa la octava
estación (Jesús habla a las hijas de
Jerusalén), en la que Jesús cargado con la cruz habla a dos grupos de
mujeres y a un niño. La novena estación (Jesús
cae a tierra por tercera vez) muestra de nuevo a Cristo caído en el suelo,
mientras Simón sostiene la cruz y, de nuevo, un fuerte rayo de luz le anima a
seguir su camino. A partir de la siguiente estación se acaba el trayecto y
Jesús llega al Calvario, donde se desarrollan el resto de las escenas de la
crucifixión, algunas de las cuales adquieren personalidad propia en la historia
del arte y en las que Labarta intenta plasmar la presencia de Dios Padre por
medio de los mismos rayos de luz que esporádicamente se pintan en otras
anteriores. La décima estación (Jesús es
despojado de sus vestiduras) muestra el momento en el que a Cristo le
arrebatan el manto (Expolio), mientras otros hombres preparan la cruz. La
undécima estación (Jesús es clavado en la
cruz) representa a dos hombres sujetando y clavando a Cristo en el madero,
dejando ver la tablilla con la inscripción INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum). En la duodécima estación (Jesús agoniza en la cruz) está pintado
Cristo ya muerto, rodeado de ángeles. La decimotercera estación (Jesús muerto en los brazos de su Madre)
es la conocida escena de la Piedad, tantas veces tratada de manera individual;
en ella, junto a la Madre que sostiene a Jesús muerto entre sus brazos, se
representa a San Juan y a otra santa mujer y, además, el autor añade una calavera
como referencia al lugar donde Cristo murió (monte Gólgota). La decimocuarta
estación (Jesús es sepultado), cierra
el recorrido en el primer tramo del lado de la Epístola y muestra a varios
hombres introduciendo el cuerpo de Cristo en el interior de una tumba.
Textos y fotografías: Manuel Siurana Roglán
NOTAS:
[1] En los casos más simples el Viacrucis es representado
con una simple cruz con un número, en otras ocasiones se recurre a algún tipo
de tablilla en relieve o pintada con la escena, en otros casos excepcionales,
como en el Santuario, se representa en toda su magnitud a través de escenas
pintadas o esculpidas en los muros del templo.
[2] Como la decoración de los muros laterales no era
urgente, en 1943 se acordó cubrir de mármoles y pintar uno solo de los paneles,
dejando para 1954 el resto de pinturas y para bastantes años después el
recubrimiento de los muros.
[3] La temática del Viacrucis se introdujo gracias a los
franciscanos. En principio se establecieron siete estaciones, pero luego se
ampliaron hasta catorce, tal como ha llegado hasta nuestros días. Todas las
estampas proceden de los evangelios sinópticos, que coinciden plenamente entre
sí y únicamente discrepan con el de Juan en la presencia de Simón de Cirene.
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