UN CATECISMO PLÁSTICO. EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN. PARTE 3, Arquitectura. La fachada
ARQUITECTURA
LA FACHADA
El proyecto inicial de
fachada, abandonado antes de su ejecución y como todos los que luego se
idearon, se basaba en dos plantas, pero la planta baja presentaba la importante
peculiaridad de que estaba formada por un pórtico con tres grandes arcadas de
medio punto sostenidas por dos columnas, quedando el resto delimitado por pilastras
adosadas. Pero la voluntad de crear un templo más amplio indujo a la supresión
del pórtico y a su sustitución por un modelo más funcional.
Algunos de los proyectos de fachadas propuestos
Debido a los gastos
acumulados, la ornamentación de la fachada quedó aplazada hasta mejor ocasión,
lo que propició la elaboración de múltiples proyectos, en los que siempre se respetó
la división horizontal en dos plantas (la primera hasta la altura de las naves
laterales) y vertical en tres calles (la central correspondiente a la nave
principal). Lo único que varió fueron los elementos ornamentales
arquitectónicos o plásticos. La primera opción barajada fue la apertura de
puertas arquitrabadas con decoración de mosaicos en los tímpanos semicirculares
y con pilastras adosadas delimitando los espacios y flanqueando las puertas.
Otras opciones contemplaban la construcción de puertas arquitrabadas sin
tímpano y la colocación de un gran frontón semicircular en el centro de la
planta inferior casi del mismo tamaño que el situado en la superior. En todos
los casos se presentaban tanto la opción de las volutas laterales como la de
estatuas en los extremos. Variaban también las inscripciones de los
entablamentos, que en algunas ocasiones se escribían en latín y en otras en
castellano, pero siempre con claras referencias a la titularidad del santuario
o a frases relacionadas con ella (AVE MARIA GRATIA PLENA DOMINUS TECUM ORA PRO
NOBIS).
Llegado el momento, la
Comunidad, representada por el Padre Tomás Sorribas MSC, decidió la
construcción de la fachada, cuyo proyecto elaborado por Raimon Durán Reynals
lleva la fecha del 28 de junio de 1965, aunque el visado del Colegio de
Arquitectos es del día 17 de julio y el permiso de obras del 20 de octubre. En
la documentación se indica que “en la
actualidad ya está construida la iglesia y el frontal de la fachada de
ladrillo, tratándose en el proyecto la ornamentación de la misma. El estilo
arquitectónico que se ha seguido, en su composición, ha sido el ya existente en
el interior de la iglesia, es decir el neoclásico italiano…” Añadiendo que
todos los elementos arquitectónicos y decorativos serían de piedra artificial
de primera calidad, de color blanco y labrada a imitación de la piedra picada.
Las obras, que ya no las pudo dirigir Durán y Reynals, que falleció en 1966,
las realizó José Miret Llopart y no se terminaron hasta el año 1968.
Fachada actual
Sus elementos ornamentales (volutas y relieves de los
medallones) aún son más modernos, ya que se acometieron en el año 1994 (la
licencia se concedió el día 14 de junio y las obras duraron desde el 4 de julio
hasta el 15 de noviembre) bajo la dirección del arquitecto Jordi Puig Batalla,
que en el proyecto indicaba que “se
colocarán dos contrafuertes simétricos, uno a cada lado, de piedra natural,
calcárea, como la existente en toda la fachada, del tipo Caravaca. Piezas de
2,5 por 2,5 metros y 40 cm de grosor, en bloque macizo”, añadiendo que también
se colocarían tres relieves con un grosor de 15 centímetros en los medallones
vacíos.
La portada definitiva
es de sumo interés por sus reminiscencias renacentistas. Estructuralmente
hablando está dividida en dos pisos y tres calles, como claro reflejo de la
distribución interior, de manera que la calle central (única con dos pisos) se
corresponde directamente con la nave central, cuya altura es muy superior a las
laterales; en tanto que las calles laterales serían el reflejo de sus naves
homónimas, que son de menor altura y anchura que la central.
El piso bajo, como
queda dicho, se divide en tres calles delimitadas por cuatro pilastras lisas de
orden compuesto apoyadas sobre grandes zócalos también lisos. Sobre ellas corre
un arquitrabe formado por franjas superpuestas y un friso liso que da paso a
una cornisa saliente, que marca la separación de las plantas. En cada una de
las calles se abre una sencilla puerta arquitrabada de igual tamaño, pero no de
igual importancia, ya que la central queda especialmente resaltada con un
esbozo de pórtico ligeramente sobresaliente rematado por un frontón curvilíneo
y delimitado por pares de columnas adosadas (no olvidemos que en el interior el
autor utiliza la columna en la nave central y relega el pilar a las laterales).
A lo que se ha de sumar un medallón central con la imagen de Nuestra Señora del
Sagrado Corazón, que centra el protagonismo iconográfico de la fachada al
quedar flanqueada por sendos medallones de igual tamaño, pero con las imágenes
de dos ángeles portando ramos de olivo en dirección a la figura principal.
Medallones con la imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y los ángeles que la flanquean
El segundo piso se
limita a la calle central y está subdividido
por medio de pilastras adosadas, de trazado similar aunque de tamaño
inferior a las del piso bajo. La distribución de las pilastras no se rige por
un criterio aritmético, sino que simulan la prolongación en altura de las
pilastras centrales y las columnas del primer piso, quedando un espacio central
más amplio, equivalente a la puerta principal que es aprovechado para la
apertura de una sencilla ventana rectangular rematada por un frontón triangular.
Esas pilastras sustentan un entablamento, que reproduce un arquitrabe idéntico
al de la planta baja y que se prolonga por todo el contorno del templo y un
friso que muestra el nombre del templo: “Nuestra
Señora del Sagrado Corazón”. El conjunto queda cerrado por un frontón
triangular, que abarca toda la nave central y que en su interior contiene un
medallón con el emblema del templo: un Sagrado Corazón de Jesús rodeado por una
corona de espinas, rematado por llamaradas de las que emerge una cruz, desprendiendo
múltiples rayos de luz y con las letras N (Nuestra) S (Señora).
Zona superior de la fachada actual
La escasa iconografía
que muestra la fachada data de 1994, lo que justifica su trazo más moderno. Es
el fiel exponente de la advocación del templo, en el que el Sagrado Corazón de
Jesús y la Virgen María adquieren todo el protagonismo, el primero como corazón
sufriente (la corona de espinas) y misericordioso (el fuego que expande) y la
segunda como Madre de Jesús y madre nuestra y como intercesora entre nosotros,
sus hijos, y Jesús, su Hijo glorioso, que con una mano nos la muestra y con la
otra señala el corazón al que su Madre tiene pleno acceso.
Autor de los textos y fotografías: Manuel Siurana Roglán.
Planos y dibujos de Durán y Reynals y otros arquitectos
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