UN CATECISMO PLÁSTICO. EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN. PARTE 1, Antecedentes
INTRODUCCIÓN
El Colegio San Miguel de Barcelona es propiedad de los
Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús. Formando parte de todo el conjunto de
la propiedad existen dos edificios que por sí mismos adquieren la categoría de
obras de arte. Uno es el espléndido claustro gótico de finales del siglo XV y
el otro es el Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús.
El claustro es poco conocido entre los no expertos, ya que
no ha sido suficientemente divulgado y a él sólo se puede entrar desde el
interior del Colegio, cuyo acceso, por las lógicas medidas de seguridad está
vedado al público en general.
Diferente es el caso del Santuario que está abierto durante
muchas horas todos los días del año, ya que cuenta con muchos devotos que
acuden asiduamente hasta él para ofrecer sus plegarias a la Virgen. Se trata de
una obra de mediados del siglo XX, que desde el punto de vista artístico tiene
un valor relativo, en tanto que no aporta novedades plásticas, pero que desde
la perspectiva iconológica es un magnífico ejemplo de toda una serie de
mensajes doctrinales perfectamente estructurados.
Con este artículo abrimos una serie a través de la cual
analizaremos la iconología del Santuario. Comenzaremos con cuatro entradas en
las que explicaremos el espacio arquitectónico y durante las próximas
seguiremos con otros once artículos en los que iremos analizando los diversos
elementos iconológicos del templo.
El conjunto del trabajo va dedicado a la memoria del Padre
Juan Alomá Magrí MSC, que vivió casi toda su vida en el Colegio San Miguel,
primero como alumno y luego como profesor y miembro de la Comunidad.
Sinceramente creo que es una de las personas que más amor sentía por esta
institución y que más interesado estuvo en querer conocer y divulgar su
historia. Tampoco me puedo olvidar del Padre Esteban Salvador MSC, aunque no le
llegué a conocer, ya que fue el verdadero artífice de que hoy podamos
contemplar esta obra. Quiero así mismo recordar a mi gran amigo tristísimamente
desaparecido Padre Silverio García Laviana MSC, a quien sigo llevando en lo más
profundo de mi corazón. Por último quiero agradecer la ayuda documental
prestada por mi ya viejo compañero y amigo Padre Salvador Murillo MSC.
Para la elaboración de la primera entrada y parte de las dos
siguientes ha sido necesario recurrir a las fuentes documentales de la época y
más en concreto a los Anales editados por los MSC a partir de la Guerra Civil y
a los boletines editados por la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San
Miguel anteriores a 1936; además de a las memorias inéditas del Padre Esteban
Salvador.
ANTECEDENTES
ANTECEDENTES
Imágenes del antiguo Santuario situado en el chaflán del Colegio
Cuando los Hermanos de
San Juan de Dios se instalaron en el solar situado en la confluencia noroeste
de las calles Muntaner y Rosellón, construyeron una primitiva capillita bajo la
invocación de la Inmaculada Concepción de María, cuyas obras se iniciaron el
día 11 de noviembre de 1870[1],
pero pronto quedó pequeña, por lo que en 1905, ya con el impulso de los
Misioneros del Sagrado Corazón[2],
se procedió a la construcción de un templo de mayor tamaño, formado por tres
naves y situado entre el chaflán y el claustro, que sufrió las iras de los
sublevados durante la Semana Trágica de 1909, sin causar demasiados daños.
Peores consecuencia tuvo el incendio y saqueo del día 19 de julio de 1936, que
convirtió el Santuario en un “solar lleno
de piedras, escombros y ruinas”[3].
Interior del Santuario arrasado en 1936
Nada más ser
conquistada Barcelona por el ejército franquista, los Misioneros del Sagrado
Corazón regresaron a su antigua comunidad y emprendieron los primeros pasos
para la reconstrucción del colegio y del santuario[4],
que cambiaría de ubicación para poder levantar un templo de mayores dimensiones
que el anterior, que había estado condicionado por el emplazamiento del
claustro. Se barajaron dos opciones, la primera en la calle Muntaner (donde
ahora están la piscina y el gimnasio) en dirección S-N y la otra en su
emplazamiento que sería definitivo de la calle Rosellón (donde estuvo el
antiguo gimnasio) en dirección E-W, por considerar acertadamente que aquí
tendría que soportar menos ruido de vehículos. Se estudiaron dos anteproyectos
que fueron rechazados, el primero pretendía crear una imitación de Notre Dame
de París y el segundo aspiraba a levantar un templo de tres naves
longitudinales, con nave transversal, crucero cubierto con cúpula y galerías.
Finalmente entró en
escena el prestigioso arquitecto Raimon Durán Reynals, quien presentó unos
bocetos que fueron del gusto de toda la Comunidad MSC, que le encargó el
proyecto que, tras ser aprobado por el Ayuntamiento de Barcelona[5],
fue ejecutado por la empresa Pujadas y Llobet. Durante la construcción
surgieron los lógicos problemas técnicos y cambios en el proyecto que atrasaron
y encarecieron su ejecución. El primero fueron las discrepancias sobre la
profundidad del templo hacia el interior de la manzana y, el segundo, la
necesidad de rellenar las dos galerías del refugio que se habían abierto durante
la guerra bajo el solar, justo por donde debían cimentarse las filas de
columnas. Más tarde, como luego veremos, aún se decidió un cambio más radical
al ampliar los tramos de los pies.
Imágenes de las obras de construcción del actual Santuario
Las obras costaron más
de 1.400.000 pesetas y también se produjeron parones por cuestiones económicas,
ya que, al no conseguirse ninguna ayuda del Estado, hubo que recurrir a un
préstamo bancario de 400.000 pesetas (que cubría solo el coste de la parte
arquitectónica) y a la recaudación de ayudas y limosnas (casi 400.000 pesetas
en poco más de un año), que no eran suficientes. Así que se tuvieron que
organizar diversas actividades, como una gran exposición con objetos a la
venta, un concierto en el Palau de la Música y dos tómbolas; pero el gran éxito
no llegó hasta la celebración de una gran rifa, en la que se ofrecieron cien
premios (que en la mayoría de los casos habían sido donados), de los que el
primero era un apartamento y el segundo un coche, lo que permitió obtener un
beneficio de 300.000 pesetas.
Acto de bendición del Santuario presidido por el Obispo de Tubuna
Acabadas las obras
básicas del templo, a primera hora del sábado día 4 de diciembre de 1943 el
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Don Federico Costa, Obispo de Tubuna, bendijo
el templo y el órgano y consagró el altar, donde él mismo celebró la primera
misa. Al día siguiente se procedió a la inauguración (retransmitida para toda
España por Radio Barcelona), que estuvo presidida por el Excelentísimo y
Reverendísimo Señor Arzobispo de Barcelona, Don Gregorio Modrego, con la
asistencia del Gobernador Civil, de una amplia representación de todas las
comunidades de MSC de España y con el apadrinamiento de los marqueses de Robert.
En los días siguientes se reanudaron las obras y se abrió definitivamente al
público el día 25 de diciembre de 1943.
Autor de los textos: Manuel Siurana Roglán
Fotografías: Anales MSC y BAAACSM
NOTAS
[1] El Diario de Barcelona del 13-XI-1870 publicaba una
nota informando del acto de inauguración de las obras que se paralizaron
durante la Primera República y no se acabaron hasta 1875 [BISBAL, Luis, Reseña histórica del Colegio San Miguel,
Anales MSC].
[2] Cuando los Padres Hospitalarios de San Juan de Dios
se trasladaron a otra zona de la ciudad, el Señor Arzobispo de Barcelona pidió
al Padre Julio Chevalier que su congregación comprara el convento, lo que, tras
abonar 100.000 pesetas, se oficializó por escritura fechada el 14 de noviembre
de 1882.
[3] Así lo describe el Padre Esteban Salvador MSC, quien
fue director del Colegio San Miguel, Superior de la Comunidad y Superior
Provincial y que cargó sobre sus hombros con todo el proceso de reconstrucción
del Santuario, tal como lo relató en unas memorias inéditas escritas en el año
1977, transcritas y conservadas en la Comunidad
del Colegio San Miguel y que sirven de base para la redacción de este
subapartado.
[4] En un primer momento el Padre Luis Bisbal MSC se
encargó de coordinar los proyectos, pero tras su prematura muerte le sustituyó
el Padre Esteban Salvador MSC, que también contó con la colaboración del Padre
Boltá MSC.
[5] El proyecto fue registrado en el Ayuntamiento el día
7 de diciembre de 1939 y el permiso de obras fue concedido el día 6 de marzo de
1940.
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