UN CATECISMO PLÁSTICO. EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN. PARTE 2, Arquitectura. El interior del templo
ARQUITECTURA
EL INTERIOR DEL TEMPLO
El Santuario de Nuestra
Señora del Sagrado Corazón de Jesús es un templo ideado por el arquitecto
Raimon Durán Reynals, que tomó como referencia la arquitectura del primer
renacimiento italiano, basada a su vez en la aplicación de una estructura
basilical paleocristiana, que pretendía romper con los modelos desarrollados
durante los años de predominio de las tendencias góticas.
Fachada del proyecto original de Durán Reynals. |
Planta del proyecto original de Durán Reynals. |
Sección del proyecto original de Durán Reynals. |
Su primer proyecto
contemplaba la construcción de un templo en el que se potenciaba mucho la nave
central, ya que las laterales eran de muy pequeña altura y quedaban divididas
en un excesivo número de tramos (siete más el sotacoro). De inmediato se pasó a
un segundo proyecto en el que el número de tramos se reducía a cinco (con solo
cuatro columnas a cada lado) y con un pórtico que quedaría bastante rehundido
respecto a la línea de la calle, donde se formaría una plazoleta. Pero con las
obras ya iniciadas se consideró que el templo quedaría demasiado cuadrado,
acordándose la construcción de dos nuevos tramos que ocuparían el espacio del
primitivo pórtico y la plazoleta, añadiendo entonces dos columnas adicionales y
creando un coro y sotacoro.
El templo, al adaptarse
al trazado rectilíneo de las calles del ensanche barcelonés, queda orientado
hacia el oeste y en su interior se divide en tres espacios claramente
delimitados por dos grandes arcos centrales de medio punto, hechos con bloques
de piedra, que parten de una altura de 8,8 metros y que alcanzan una anchura de
9,45 metros y una altura de 4,72 metros. Las tres zonas del templo son la
cabecera, el salón y los pies, que a su vez también quedan divididos en otros
tres espacios, de los que el central es considerablemente más amplio que los
laterales. Así la iglesia alcanza una longitud máxima interior de 42 metros (de
los que 27 corresponden al salón), una anchura máxima de 20,5 (de los que 11
corresponden a la nave central) y una altura máxima interior de 16,5 metros.
Planta actual del Santuario (Albert Abaurrea). |
El tramo de los pies está
compartimentado en dos plantas, de las que la inferior actúa a modo de nártex,
que sirve tanto de receptáculo-distribuidor como de piso sustentante de un coro
elevado[1].
El salón se ajusta
rigurosamente al modelo basilical de tres naves y está formado por una central grande
y otras dos laterales, separadas de aquella a través de cinco columnas y seis
arcos de medio punto.
Vista general del interior del templo. |
La cabecera contiene un
amplio presbiterio que es la continuación de la nave central y que tiene un
trazado mixtilíneo al quedar compuesto por una primera zona recta y una segunda
formada por un ábside semicircular[2]. A
su vez, las naves laterales acaban directamente en pequeños ábsides
semicirculares adaptados a sus proporciones.
Los elementos
sustentantes siguen el mismo modelo cuatrocentista, combinando las columnas de
mármol[3], de
fuste monolítico de color oscuro (aunque la basa y el capitel son de color
blanco), exentas y lisas utilizadas en la separación de las naves, con las
pilastras adosadas[4]
de los muros laterales. Tanto unas como otras siguen un modelo clasicista
similar, al quedar formadas por una basa compuesta por un plinto sobre el que
alternativamente se asientan dos toros y una escocia. Los capiteles son de
orden compuesto (basado en elementos propios del corintio y del jónico), que
tanto éxito tuvo durante el renacimiento. Los arcos utilizados para la
separación entre la nave central y las laterales y entre los sucesivos tramos
de éstas están hechos de piedra y son de medio punto, como fue habitual en el
estilo renacentista; parten de una altura de 6,04 metros y alcanzan una altura
propia de 2,18 metros. En la nave central, por encima de los arcos, corre un
entablamento (la cornisa tiene una altura de 0,50 metros, el friso 0,45 metros
y el arquitrabe 0,46 metros) realizado en piedra, que en el arquitrabe muestra
franjas sobresalientes y en el friso textos en latín. El resto de las presiones
descansan sobre los muros laterales[5].
Elementos sustentantes: pilastra, columna, detalle capitel y detalle basa.
Entablamento y arcos de separación entre las naves. |
Las cubiertas
interiores son básicamente de dos tipos: la bóveda de arista, usada en cada uno
de los tramos de las naves laterales, y la techumbre plana con ornamentación de
casetones de yeso decorado (según proyecto del pintor Francisco Labarta), utilizada
en la nave central y en el tramo del hastial[6]. Como
elementos complementarios también se han de citar los casquetes esféricos
utilizados en la cubrición de los ábsides. La cubierta externa es a dos aguas,
posibilitando la construcción de un frontón sin interés en la cabecera (visible
desde el patio de manzana). En esa misma línea, el exterior del templo es
altamente austero, mereciendo únicamente mención algunos contrafuertes que
absorben parte de la presión de las arcadas de la nave central y el
entablamento que recorre todo el edificio con las clásicas franjas en el
arquitrabe y la cornisa de sabor clásico.
Nave lateral cubierta con bóveda de arista y nave central cubierta con techo plano de casetones.
La altura de la nave central es mucho
mayor que la de las laterales, lo que facilita que a ambos lados se abran
ventanas (de 1,00 por 3,11 metros) de escaso interés artístico, en las que se
colocaron una especie de celosías de cemento en forma de tubos ligeramente
inclinados para evitar la entrada directa de la luz solar y para favorecer su
difusión hacia el techo al objeto de crear una luz indirecta sobre el templo,
lo que no se pudo lograr hasta que el Padre Juan Alomá MSC acometió la
magnífica iluminación artificial indirecta que existe en la actualidad.
Autor de los textos y fotografías: Manuel Siurana Roglán.
Planos de Durán y Reynals y Albert Abaurrea.
NOTAS:
[1] En el coro se instaló un magnífico órgano que había
realizado el reputado artista de Collbató, Joan Rogent Massó, para el Santuario
de Nuria, pero que finalmente no se había vendido. Costó 80.000 pesetas y, para
que dejara libre el espacio del coro, se colocó sobre unas vigas de hierro.
[2] El altar, realizado en mármol, se situó en el ábside sobre
cuatro gradas para facilitar el seguimiento de la Eucaristía. Cuando se reformó
la liturgia, se mantuvo el primitivo como sagrario y en 1965 se colocó otro
altar (consagrado por el obispo monseñor Klein MSC, en el centro del
presbiterio.
[3] Se optó por las columnas lisas para conseguir la
mayor funcionalidad y visibilidad posibles desde las naves laterales. Fueron
realizadas en Deva (Guipúzcoa), desde donde se transportaron en ferrocarril
hasta Barcelona y cada una de ellas costó 5.000 pesetas.
[4] Las pilastras, los arrimaderos y el altar se labraron
en mármol traído desde Alicante.
[5] Con los muros ya levantados, se decidió ganar algo de
espacio con el objetivo de situar convenientemente los confesionarios para que
interfirieran lo menos posible en la circulación de los fieles.
[6] Toda la estructura se sustentaba por medio de vigas
interiores de madera y tirantes, pero al poco tiempo algunas de las vigas, al
ser de baja calidad, comenzaron a ceder y hubo que sustituirlas por otras de
hierro.
1 Comments:
Manolo:
Me perdí la conferencia del 2 de mayo pero Eduardo Palomar, amablemente, me ha dicho que podría hacerme una idea de lo que constate (como una clase de una hora) en tu blog. Me ha gustado mucho tener este análisis tan detallado que recuerdan poderosamente las clases de Historia del arte, hace ya 31 años.
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