ARTÍCULOS DE MANUEL SIURANA

En este blog se recogen diversos artículos que han sido publicados por Manuel Siurana.

Saturday, August 09, 2008

"VALDERROBRES EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA", POR MANUEL SIURANA ROGLÁN

VALDERROBRES EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Por Manuel Siurana Roglán

Este año se conmemora el Segundo Centenario de la llamada Guerra de la Independencia Española y puede ser una buena ocasión para volver la vista atrás y rememorar qué sabemos a día de hoy de las repercusiones de esta guerra en Valderrobres y cómo era nuestro pueblo por aquellos tiempos.

BREVE INTRODUCCIÓN HISTÓRICA
Napoleón, tras un fulgurante ascenso hacia el poder, fue proclamado emperador de Francia en 1804. Su idea era convertir su país en el hegemónico de Europa y para ello necesitaba que los demás le reconocieran esa primacía. Con ese objetivo llevó a cabo una ingente tarea diplomática y de persuasión militar que permitiera doblegar las dudas que pudieran tener el resto de estados europeos. No lo tuvo difícil con España, donde reinaba Carlos IV, apoyado sobre su lugarteniente Godoy, quienes en el tratado de Fontainebleau (1807) aceptaban el paso de los ejércitos galos por territorio español para conquistar Portugal, que era el principal aliado que conservaban los británicos, enemigos básicos del emperador.
Estando las tropas francesas en territorio español, se produjo el motín de Aranjuez (marzo de 1808) que provocó la marcha del rey y de su valido y la asunción del poder por parte del Príncipe de Asturias, Fernando VII. Este vuelco en la política nacional trastocó los planes de Napoleón, que, aprovechando el despliegue de sus tropas, optó por adueñarse de España, utilizando para ello la mentira para embaucar al nuevo rey y la prepotencia militar para imponer su dominio efectivo sobre nuestra geografía, proclamando a su hermano José Bonaparte rey de los españoles.
La pasividad de nuestros políticos no fue obstáculo para que la ciudadanía de Madrid (el 2 de mayo) y de otros muchos lugares (en Zaragoza el 24 de mayo) se levantara en armas contra el ejército invasor, siendo secundados por insignes militares, como el General Palafox en el territorio aragonés.
De esta manera estalló la guerra y los franceses consiguieron adueñarse de casi todo el territorio español y más concretamente de todo Aragón. Pero el dominio, aunque teóricamente efectivo, no era real, puesto que el pueblo no aceptaba la ingerencia exterior y se organizó una fuerte resistencia manifestada a través de la guerra de guerrillas, la formación de juntas locales y provinciales, la convocatoria de las Cortes en Cádiz y la proclamación de la Primera Constitución de nuestra historia (1812). En ese proceso, según los datos disponibles a día de hoy, Valderrobres no se vio afectado de manera excesivamente violenta como sí que pasó con nuestro vecino Beceite, con Alcañiz o con Zaragoza.
El apoyo de los británicos, el menosprecio de Napoleón al iniciar la campaña de Rusia y la acción armada de los españoles dieron un vuelco a la situación a partir del final de 1812 y durante 1813 y los franceses tuvieron que abandonar España, firmándose el tratado de Valençay que devolvía el trono a Fernando VII.

DATOS SOBRE LA GUERRA EN VALDERROBRES
Como hemos indicado no parece que en Valderrobres se hubieran producido hechos militares relevantes, ni grandes conflictos por la presencia de los franceses, aunque la gente de nuestro pueblo sí que sufrió los efectos de la guerra, de manera directa e indirecta.
De 1808 no existe ninguna noticia que permita notar la presencia de los invasores. Es más, el 31 de mayo todo parecía estar bastante tranquilo, ya que en Valderrobres se celebraron confirmaciones (en aquella época se producían con bastante tiempo de intervalo) con la presencia del obispo auxiliar de Zaragoza, fray Miguel Santander, que más adelante fue obispo de Huesca y gobernador eclesiástico de nuestra diócesis.
En 1809 varios datos inducen a creer que Valderrobres era un lugar seguro, apartado de las zonas de conflicto, puesto que entre los niños bautizados ese año hubo cuatro cuyos padres eran naturales y vecinos de Alcañiz, Valdealgorfa, Valjunquera y Samper de Calanda, respectivamente, que a buen seguro estaban refugiados entre nosotros.
La única noticia de la guerra es la muerte violenta de Sebastián Valencia (16 de mayo), “soldado natural de La Fresneda, de 22 años de edad”.
En 1810 la posición de Valderrobres siguió siendo privilegiada, puesto que entre nuestra población continuaba habiendo refugiados. Así pues cuatro matrimonios naturales y vecinos de Tortosa y uno de Morella tuvieron hijos aquí; además fallecieron una mujer natural y vecina de Gandesa y un niño cuyos padres eran vecinos de Tortosa. Pero durante ese tiempo la tensión debió crecer al máximo, ya que en los campos de nuestro término municipal se produjeron cuatro muertes violentas, que, dado el contexto en el que estábamos, habría que atribuir a la invasión napoleónica:
- El 13 de junio murió “Carlos Larrosa, natural de Calaceite, de 23 años, marido de Joaquina Segura y vecino de Valderrobres;… su muerte fue violenta y en el monte…”
- “El 13 de junio la justicia de esta villa encontró en el monte el cadáver de un hombre adulto que según su aspecto sería de unos 25 años”.
- El 20 de agosto “murió Valero Serrano, natural y vecino de Calaceite, de edad de 25 años y marido de Teresa Serrano… por haber sido su muerte violenta”.
- El 13 de diciembre “murió en el monte de este pueblo Bernardo Valentí soltero natural y vecino del mismo, de edad de 30 años… su muerte fue violenta…”
En 1811 continuaba habiendo refugiados, como lo denotan el nacimiento de un niño cuyos padres eran vecinos de Cherta y de otros tres, cuyos padres eran vecinos de Beceite, posiblemente emigrados aquí a causa del incendio que sufrió su pueblo.
En 1812 la presencia de foráneos queda reducida y sólo sabemos del nacimiento de un niño cuyos padres eran vecinos de Calanda y de la defunción de un vecino de La Senia y de otro de Ademuz.
En 1813 tan solo se cita un bautizado cuyos padres eran vecinos de Morella y una defunción de una muchacha vecina de Tortosa.
A día de hoy, con los datos de que disponemos, parece que la situación de Valderrobres durante estos años fue privilegiada, puesto que la presencia de transeúntes y la escasa incidencia de las muertes violentas serían una prueba de que nuestro pueblo optó por la sumisión a las tropas foráneas. Pero cabe deducir que la capitulación sirvió para evitar daños mayores e irremediables como los que sufrió Beceite, que el día 22 de octubre de 1810, tras ser abandonado por las autoridades, el clero y muchos vecinos, fue quemado totalmente por los franceses, tardando doce años en recuperar todo lo edificado.
De todas formas no pensemos que la poca violencia registrada sea equivalente a la no implicación en el conflicto, puesto que, como es obvio, todo conflicto bélico acaba afectando a unos y a otros por activa o por pasiva, queriendo o sin querer.
Así pues los valderrobrenses tuvieron que hacer frente a las penurias de la guerra y se vieron obligados a aportar parte de sus bienes y de sus beneficios, a la vez que muchos hombres se enrolaron en el ejército y estuvieron presentes tanto en el sitio de Zaragoza, como en otras batallas.
Unos documentos conservados en el archivo parroquial atestiguan que el día 5 de diciembre de 1809 Fernando Roglán, sacristán y abuelo del tatarabuelo de quien suscribe este artículo, fue comisionado por el cura de Valderrobres para que entregara a don Salvador Iñiguez y a don Luis Oreñalde, capitán y teniente respectivamente de la división y línea de Algars del ejército español diversos objetos de oro y plata pertenecientes a nuestra parroquia para ayudar al mantenimiento del erario público. La entrega se realizó en Prat de Compte, actuando como testigos el alcalde de dicha localidad, Domingo Franco, y el notario, José Alcoverro, extendiéndose un recibo de los objetos donados que eran los siguientes: “tres cálices con sus patenas y sus cucharas, una cruz grande, una pequeña, una custodia, un hisopo, dos relicarios, dos vinajeras con su plata y dos paces”.
Menos placentera aún debió ser la entrega de dinero que hubo que efectuar en 1810 a favor de los ejércitos franceses. De nuevo un documento del archivo parroquial advierte que en dicho año el regente de la iglesia, don Francisco Almenara, tuvo que aportar 200 duros para “subvenir a los pedidos que se hicieron para las tropas francesas a los componentes del capítulo eclesiástico en aquel año”. Dichos pedidos los efectuó el Ayuntamiento a toda la gente del pueblo con la promesa, luego no cumplida, de devolverlos.
Los efectos económicos de la guerra también se notaron en los ingresos parroquiales para las “Almas del purgatorio”, dichos ingresos se hacían en metálico y en especie, pues una parte de las personas optaban por donar como limosna trigo, carne de cordero o de cerdo, judías, seda o aceite. El valor de los ingresos en especie se redujo de forma tajante, ya que pasó de una media de 250 sueldos anuales hasta 1808, a algo más de 100 sueldos en 1809 y 1810, a 68 sueldos en 1811 y a nada entre 1812 y 1814, años en los que en el registro de entradas se especifica que “no se ha hecho limosna alguna en estos años de gobierno intruso”.
Sobre la participación directa de hombres de Valderrobres en la guerra hay muy pocos datos concretos, pero algunas informaciones indirectas nos indican que esa participación debió ser muy alta. Así pues en un documento del archivo parroquial se recogen las dispensas matrimoniales que concedió Miguel de Santander, obispo de Huesca y gobernador eclesiástico de Zaragoza por “el notorio difícil recurso que actualmente se experimenta a Su Santidad y falta de comunicación con la Corte de Roma...”. En dicho documento se justificaba la dispensa en 1812 para Benito Caldú y María Bel “... en atención a la falta de varones con motivo de las actuales circunstancias de cortedad del vecindario del expresado pueblo, no podrá hallar persona de la clase y condición con quien casar que no fuese pariente en grado prohibido...”. Lo mismo se repite en 1813 con la licencia para José Antonio Muner y Francisca Caldú, “…por la notoria común escasez de varones hábiles que en las actuales circunstancias se experimenta, no podría encontrar en aquella la sobre dicha Francisca Caldú persona de su igual clase y condición con quien contraer matrimonio que no fuese pariente suyo en grado prohibido”. También existen diversas noticias en las inscripciones de defunción de algunos ancianos, cuyos hijos “están luchando en la guerra contra Francia”.
(Publicado en agosto de 2008)

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