EL RETABLO DE JERÓNIMO COSIDA EN LA IGLESIA DE VALDERROBRES, POR MANUEL SIURANA ROGLÁN
Artículo publicado en el Programa de Fiestas de Valderrobres, 1985.
Años atrás, desde estas mismas páginas (1), hablábamos de un sepulcro gótico que se encontraba en la iglesia Mayor de Valderrobres y que por causa de la última Guerra Civil había sido destruido. Pues bien, hoy queremos dedicar esta líneas a comentar otra importante obras artística, también desaparecida durante la Guerra Civil, reconstruida posteriormente y arrinconada en la actualidad: el retablo del altar mayor de nuestra iglesia parroquial.
Dicho retablo fue construido a instancias de don Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza entre 1539 y 1575, aprovechando un viaje que había realizado a Valderrobres, en 1545 (2).
En ese mismo año se firmó el contrato de la que “auía de ser una muy buena pieça así el retablo como las puertas muy bien pintadas” ante el “notario Hierónimo Paier y, Jerónimo Balezo, pintor, que era de los más auiles y auentaxados deste Reyno, en tiempo de tres años... por precio de la primicia que el pueblo tiene por once años, que baldrá dos mil quinientos sueldos y, el arçobispo se obligó a dar luego para que el pintor empeçase la obra, trecientes ducados, que desto les quiso ayudar y haçer merced” (3).
Según los anteriores textos, quedaría clara la autoría del retablo. Pero surge el problema cuando Abizanda, en su “historia artística y literaria de Aragón” (4), menciona a Jerónimo Vicente “Vallejo” como autor del retablo de Valderrobres, distinguiéndolo de Jerónimo Vallejo “Cosida”. Todo lo cual se puede atribuir a un error de Abizanda, ya que se trataría de una misma persona; pues el pintor Jerónimo Vicente Vallejo, cambió su nombre por el de Jerónimo Cosida. Dicho autor que parecer ser nació en Zaragoza hacia 1516 y murió en la misma ciudad en 1592, puede ser considerado como el mejor pintor aragonés de su época, con un estilo manierista, basado en Rafael y Leonardo da Vinci, especialmente en el primero, de quien prácticamente reproduce sus obras.
Descripción del retablo
Dicha descripción la realizamos basándonos en las fotografías que aquí reproducimos, procedentes del Archivo Mas de Barcelona y que fueron realizadas a principios del siglo XX, por lo tanto omitiremos cualquier referencia al color de la obra.
Las dimensiones del retablo eran de unos 10 metros de alto por 6,5 de ancho y se cerraba por medio de dos puertas, sujetas por goznes a sus extremos laterales, que podían cerrarse sobre él para resguardarlo y que estaban pintadas por dentro y seguramente también por fuera.
El retablo se divide en cinco calles verticales, las tres centrales de la misma anchura y las extremas más pequeñas. La calle central además se prolongaba por medio de un ático (5) sobre todas las demás. En cuanto a las divisiones horizontales o pisos, había tres, además de un banco o predella (6). Así mismo el retablo, como suele ser habitual, estaba enmarcado por una polsera (7). Toda la obra estaba hecha de madera labrada y en los encasillamientos (8) predominaba la pintura sobre la escultura, que sólo se da en la hornacina central y el ático.
Iconográficamente hablando, el ático presenta un altorrelieve con el tema de déesis, es decir, Jesús en la cruz, flanqueado por San Juan y la Virgen; todo ello coronado por la imagen de Dios padre bendiciendo.
El piso (9) superior nos muestra los temas de la Adoración de los Magos, Pentecostés y la Resurrección, además de dos obispos en las calles extremas.
El piso central reproduce la Adoración de los pastores y la Coronación de la Virgen; mientras que en los extremos aparecen las figuras de San Sebastián (a la derecha del retablo) y San Roque ( a la izquierda).
El piso inferior presenta la Anunciación y la Asunción de la Virgen, mientras en un extremo aparece la figura de San Juan Evangelista.
La calle central del piso inferior y medio está ocupada por una imagen de Santa María la Mayor en madera y sobre ella dos ángeles que sostienen una imagen de la Custodia, lo cual era costumbre en los templos aragoneses. La escultura de la Virgen y tal vez también las figuras del ático fueron realizadas por Bernardo Pérez, escultor aragonés de la época, que había realizado el sepulcro de don Hernando de Aragón (conservado en la Seo de Zaragoza) y había trabajado en el Monasterio de Veruela y Alcañiz.
En los extremos del banco del retablo había sendas puertas con las imágenes de San Pedro y San Pablo. Mientras que en las calles centrales, se representaban las escenas de la Oración en el Monte de los Olivos, Cristo ante Pilatos, la flagelación y la Caída camino del Calvario; como se ve, todas relacionadas con la Pasión de Jesús.
Tal como ya hemos indicado unas líneas antes, los bordes del retablo están decorados con madera labrada con decoración vegetal y con puttis (cabecitas de ángel con alas), además de un roble (símbolo de Valderrobres) en cada lado y del escudo de Aragón también duplicado en la parte alta.
Las puertas que cerraban el retablo estaban decoradas por su interior con unas grandes telas. La de la derecha, representa a la Virgen María en los cielos, rodeada de una corte de ángeles, algunos de ellos músicos y bajo ella, en la tierra, aparecen San Pedro (Papa), varios obispos, vírgenes y mártires, entre los que se distinguen perfectamente a San Lorenzo con la parrilla, símbolo de su martirio.
La puerta de la izquierda, representa a Jesucristo en los cielos, rodeado de una corte de ángeles, como María, y bajo él, en la tierra, aparecen los apóstoles. Tal vez, por ello, cabría pensar que esta puerta, representaría la Ascensión, entre tanto que la otra sería la Asunción.
No quisiera terminar la explicación del retablo sin hablar, aunque brevemente, del estilo del autor, el cual es decididamente manierista, ya que nos muestra unas figuras refinadas, distantes del espectador, que casi nunca miran al frente con actitudes un tanto forzadas, en ocasiones, como el tema de la Anunciación. En el autor se aprecia, como hemos dicha anteriormente, una gran influencia de los grandes maestros del renacimiento, como Rafael, muy palpable en temas como la Adoración de los Magos o camino del Calvario y también la influencia de Alberto Durero, en encasillamientos como la Adoración de los Magos, que recuerda a otra de dicho autor conservada en la Galería de los Uffizi de Florencia (Italia). Pero donde la influencia parece clara es en un cuadro circular, situado encima del sepulcro (a la izquierda inferior de la fotografía del retablo) en donde aparece una reproducción fidelísima de la madonna de la silla de Rafael, hoy en día conservada en la galería Pitti de Florencia.
Destrucción y reconstrucción del retablo
Según Oliván Bayle “durante nuestra guerra civil, parte del retablo fue destruido, salvándose importantes fragmentos de él, entre los que se cuentan: la predela, una de las puertas, y gran parte de la fustumbre, lo que, con ayuda de algunos testimonios gráficos, se pude después restaurar y completar, por los hermanos Albareda” (11).
Los hermanos José (1889-1968) y Joaquín (1893-1968) Albareda fueron dos artistas, críticos y profesores de arte aragoneses, que siguiendo la línea clásica realizaron importantes trabajos, muchos de ellos de restauración de obras artísticas en España, principalmente Aragón, y en Hispanoamérica. Entre dichas obras, se encuentran, por supuesto el retablo de la iglesia parroquial de Valderrobres.
Realmente la obra realizada en este retablo no puede ser considerada de restauración, sino más bien de reconstrucción casi total, a pesar de las afirmaciones anteriores de Francisco Oliván Bayle; ya que la comparación fotográfica del retablo de Jerónimo Cosida, y la del de los hermanos Albareda, salvando las lógicas semejanzas, nos muestra bastantes diferencias; si bien la estructura es totalmente la misma. Pero hagamos una breve descripción del nuevo retablo.
El nuevo retablo carecía de las puertas que servían para taparlo, limitándose el mismo a las estructura centrales. Los temas representados en los encasillamientos son los mismos que en el retablo de Cosida, pero están desarrollados todos de formas más o menos distinta con personajes y situaciones cambiantes. Donde la diferencia se hace más patente es en el ático, que en el nuevo retablo aparece pintado, en tanto que en el original aparecía en bajo relieve.
Pero hay una escena, la situada en el encasillamiento de la derecha del segundo piso, es decir, la Coronación de la Virgen, que es idéntica en su iconografía y tonalidades, de ahí que podamos afirmar que se trataría del encasillamiento original de Jerónimo Cosida. Por lo demás, el enmarcamiento, la polsera y todos los demás elementos del nuevo retablo son totalmente atribuible a los hermanos Albareda.
Si bien este hecho no justifica el estado actual de abandono que sufre el retablo. Pues, como es de todo el mundo sabido, el retablo de los hermanos Albareda permaneció en la iglesia Mayor de Valderrobres hasta la reforma que se hizo entre 1965 y 1966; fecha en la cual fue desmontado y depositado en las antiguas escuelas situadas frente a la iglesia parroquial, permaneciendo allí en una situación de total degradación.
Evidentemente el retablo de los hermanos Albareda, no tiene el valor material que tendría el de Jerónimo Cosida. Pero lo indudable es que se trata de una obra de arte, que además de serlo por sí misma, en un recuerdo de otra anterior de más valor. Por todo lo cual, debería ser trasladada al lugar que las autoridades eclesiásticas o municipales consideren más oportuno para que pueda conservarse mejor y ser expuesta a la contemplación de los interesados en ello. Ya que toda obra de arte, independientemente de su valor material, es patrimonio de todos y un legado cultura valiosísimo de nuestros antepasados, que sirve para configurar la historia pasada y presente de nuestro pueblo.
Dicho retablo fue construido a instancias de don Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza entre 1539 y 1575, aprovechando un viaje que había realizado a Valderrobres, en 1545 (2).
En ese mismo año se firmó el contrato de la que “auía de ser una muy buena pieça así el retablo como las puertas muy bien pintadas” ante el “notario Hierónimo Paier y, Jerónimo Balezo, pintor, que era de los más auiles y auentaxados deste Reyno, en tiempo de tres años... por precio de la primicia que el pueblo tiene por once años, que baldrá dos mil quinientos sueldos y, el arçobispo se obligó a dar luego para que el pintor empeçase la obra, trecientes ducados, que desto les quiso ayudar y haçer merced” (3).
Según los anteriores textos, quedaría clara la autoría del retablo. Pero surge el problema cuando Abizanda, en su “historia artística y literaria de Aragón” (4), menciona a Jerónimo Vicente “Vallejo” como autor del retablo de Valderrobres, distinguiéndolo de Jerónimo Vallejo “Cosida”. Todo lo cual se puede atribuir a un error de Abizanda, ya que se trataría de una misma persona; pues el pintor Jerónimo Vicente Vallejo, cambió su nombre por el de Jerónimo Cosida. Dicho autor que parecer ser nació en Zaragoza hacia 1516 y murió en la misma ciudad en 1592, puede ser considerado como el mejor pintor aragonés de su época, con un estilo manierista, basado en Rafael y Leonardo da Vinci, especialmente en el primero, de quien prácticamente reproduce sus obras.
Descripción del retablo
Dicha descripción la realizamos basándonos en las fotografías que aquí reproducimos, procedentes del Archivo Mas de Barcelona y que fueron realizadas a principios del siglo XX, por lo tanto omitiremos cualquier referencia al color de la obra.
Las dimensiones del retablo eran de unos 10 metros de alto por 6,5 de ancho y se cerraba por medio de dos puertas, sujetas por goznes a sus extremos laterales, que podían cerrarse sobre él para resguardarlo y que estaban pintadas por dentro y seguramente también por fuera.
El retablo se divide en cinco calles verticales, las tres centrales de la misma anchura y las extremas más pequeñas. La calle central además se prolongaba por medio de un ático (5) sobre todas las demás. En cuanto a las divisiones horizontales o pisos, había tres, además de un banco o predella (6). Así mismo el retablo, como suele ser habitual, estaba enmarcado por una polsera (7). Toda la obra estaba hecha de madera labrada y en los encasillamientos (8) predominaba la pintura sobre la escultura, que sólo se da en la hornacina central y el ático.
Iconográficamente hablando, el ático presenta un altorrelieve con el tema de déesis, es decir, Jesús en la cruz, flanqueado por San Juan y la Virgen; todo ello coronado por la imagen de Dios padre bendiciendo.
El piso (9) superior nos muestra los temas de la Adoración de los Magos, Pentecostés y la Resurrección, además de dos obispos en las calles extremas.
El piso central reproduce la Adoración de los pastores y la Coronación de la Virgen; mientras que en los extremos aparecen las figuras de San Sebastián (a la derecha del retablo) y San Roque ( a la izquierda).
El piso inferior presenta la Anunciación y la Asunción de la Virgen, mientras en un extremo aparece la figura de San Juan Evangelista.
La calle central del piso inferior y medio está ocupada por una imagen de Santa María la Mayor en madera y sobre ella dos ángeles que sostienen una imagen de la Custodia, lo cual era costumbre en los templos aragoneses. La escultura de la Virgen y tal vez también las figuras del ático fueron realizadas por Bernardo Pérez, escultor aragonés de la época, que había realizado el sepulcro de don Hernando de Aragón (conservado en la Seo de Zaragoza) y había trabajado en el Monasterio de Veruela y Alcañiz.
En los extremos del banco del retablo había sendas puertas con las imágenes de San Pedro y San Pablo. Mientras que en las calles centrales, se representaban las escenas de la Oración en el Monte de los Olivos, Cristo ante Pilatos, la flagelación y la Caída camino del Calvario; como se ve, todas relacionadas con la Pasión de Jesús.
Tal como ya hemos indicado unas líneas antes, los bordes del retablo están decorados con madera labrada con decoración vegetal y con puttis (cabecitas de ángel con alas), además de un roble (símbolo de Valderrobres) en cada lado y del escudo de Aragón también duplicado en la parte alta.
Las puertas que cerraban el retablo estaban decoradas por su interior con unas grandes telas. La de la derecha, representa a la Virgen María en los cielos, rodeada de una corte de ángeles, algunos de ellos músicos y bajo ella, en la tierra, aparecen San Pedro (Papa), varios obispos, vírgenes y mártires, entre los que se distinguen perfectamente a San Lorenzo con la parrilla, símbolo de su martirio.
La puerta de la izquierda, representa a Jesucristo en los cielos, rodeado de una corte de ángeles, como María, y bajo él, en la tierra, aparecen los apóstoles. Tal vez, por ello, cabría pensar que esta puerta, representaría la Ascensión, entre tanto que la otra sería la Asunción.
No quisiera terminar la explicación del retablo sin hablar, aunque brevemente, del estilo del autor, el cual es decididamente manierista, ya que nos muestra unas figuras refinadas, distantes del espectador, que casi nunca miran al frente con actitudes un tanto forzadas, en ocasiones, como el tema de la Anunciación. En el autor se aprecia, como hemos dicha anteriormente, una gran influencia de los grandes maestros del renacimiento, como Rafael, muy palpable en temas como la Adoración de los Magos o camino del Calvario y también la influencia de Alberto Durero, en encasillamientos como la Adoración de los Magos, que recuerda a otra de dicho autor conservada en la Galería de los Uffizi de Florencia (Italia). Pero donde la influencia parece clara es en un cuadro circular, situado encima del sepulcro (a la izquierda inferior de la fotografía del retablo) en donde aparece una reproducción fidelísima de la madonna de la silla de Rafael, hoy en día conservada en la galería Pitti de Florencia.
Destrucción y reconstrucción del retablo
Según Oliván Bayle “durante nuestra guerra civil, parte del retablo fue destruido, salvándose importantes fragmentos de él, entre los que se cuentan: la predela, una de las puertas, y gran parte de la fustumbre, lo que, con ayuda de algunos testimonios gráficos, se pude después restaurar y completar, por los hermanos Albareda” (11).
Los hermanos José (1889-1968) y Joaquín (1893-1968) Albareda fueron dos artistas, críticos y profesores de arte aragoneses, que siguiendo la línea clásica realizaron importantes trabajos, muchos de ellos de restauración de obras artísticas en España, principalmente Aragón, y en Hispanoamérica. Entre dichas obras, se encuentran, por supuesto el retablo de la iglesia parroquial de Valderrobres.
Realmente la obra realizada en este retablo no puede ser considerada de restauración, sino más bien de reconstrucción casi total, a pesar de las afirmaciones anteriores de Francisco Oliván Bayle; ya que la comparación fotográfica del retablo de Jerónimo Cosida, y la del de los hermanos Albareda, salvando las lógicas semejanzas, nos muestra bastantes diferencias; si bien la estructura es totalmente la misma. Pero hagamos una breve descripción del nuevo retablo.
El nuevo retablo carecía de las puertas que servían para taparlo, limitándose el mismo a las estructura centrales. Los temas representados en los encasillamientos son los mismos que en el retablo de Cosida, pero están desarrollados todos de formas más o menos distinta con personajes y situaciones cambiantes. Donde la diferencia se hace más patente es en el ático, que en el nuevo retablo aparece pintado, en tanto que en el original aparecía en bajo relieve.
Pero hay una escena, la situada en el encasillamiento de la derecha del segundo piso, es decir, la Coronación de la Virgen, que es idéntica en su iconografía y tonalidades, de ahí que podamos afirmar que se trataría del encasillamiento original de Jerónimo Cosida. Por lo demás, el enmarcamiento, la polsera y todos los demás elementos del nuevo retablo son totalmente atribuible a los hermanos Albareda.
Si bien este hecho no justifica el estado actual de abandono que sufre el retablo. Pues, como es de todo el mundo sabido, el retablo de los hermanos Albareda permaneció en la iglesia Mayor de Valderrobres hasta la reforma que se hizo entre 1965 y 1966; fecha en la cual fue desmontado y depositado en las antiguas escuelas situadas frente a la iglesia parroquial, permaneciendo allí en una situación de total degradación.
Evidentemente el retablo de los hermanos Albareda, no tiene el valor material que tendría el de Jerónimo Cosida. Pero lo indudable es que se trata de una obra de arte, que además de serlo por sí misma, en un recuerdo de otra anterior de más valor. Por todo lo cual, debería ser trasladada al lugar que las autoridades eclesiásticas o municipales consideren más oportuno para que pueda conservarse mejor y ser expuesta a la contemplación de los interesados en ello. Ya que toda obra de arte, independientemente de su valor material, es patrimonio de todos y un legado cultura valiosísimo de nuestros antepasados, que sirve para configurar la historia pasada y presente de nuestro pueblo.
NOTAS
(1) SIURANA, Manuel: Sarcófago gótico de Valderrobres. Programa de Fiestas de Valderrobres, año 1978.
(2) ESPES, Diego de: Historia eclesiástica. Ms. De la Seo de Zaragoza, folio 806 vº.
(3) ESPES, Diego de: Op. Cit.
(4) ABIZANDA Y BROTO, M: Historia artística y literaria de Aragón. T. II, pág. 48.
(5) La palabra “ático” es un concepto artístico que, entre otras cosas, sirve para definir la parte superior de la calle central de un retablo cuando sobresale del último piso y en ella se suele representar un calvario.
(6) La palabra “banco” o también su sinónimo italiano “predella” es un concepto artístico que define la parte inferior del retablo, bajo el cuerpo del mismo, generalmente compartimentado en encasillamientos.
(7) La “polsera” es un aragonesismo de la palabra guardapolvo, es una especie de alero que enmarca el retablo por arriba y los laterales, para protegerlo del polvo y que suele estar decorada.
(8) Los encasillamientos son cada uno de los compartimentos cuadrangulares de que está formado un retablo, en los cuales se representan diversas escenas de la vida de Cristo o del personaje al cual está dedicado el retablo, en este caso la Virgen María.
(9) Los pisos son cada una de las divisiones horizontales del retablo.
(10) El manierismo es un estilo artístico de transición entre el renacimiento y el barroco, que se da aproximadamente entre 1520 y 1600, caracterizado por el refinamiento, la sensualidad, el leve alargamiento de las figuras, la ondulación de las líneas, la intelectualización y lo inquietante.
(11) OLIVAN BAYLE, Francisco: Valderrobres y el Matarraña”. Ed. Publicaciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja. Zaragoza, 1972.
(1) SIURANA, Manuel: Sarcófago gótico de Valderrobres. Programa de Fiestas de Valderrobres, año 1978.
(2) ESPES, Diego de: Historia eclesiástica. Ms. De la Seo de Zaragoza, folio 806 vº.
(3) ESPES, Diego de: Op. Cit.
(4) ABIZANDA Y BROTO, M: Historia artística y literaria de Aragón. T. II, pág. 48.
(5) La palabra “ático” es un concepto artístico que, entre otras cosas, sirve para definir la parte superior de la calle central de un retablo cuando sobresale del último piso y en ella se suele representar un calvario.
(6) La palabra “banco” o también su sinónimo italiano “predella” es un concepto artístico que define la parte inferior del retablo, bajo el cuerpo del mismo, generalmente compartimentado en encasillamientos.
(7) La “polsera” es un aragonesismo de la palabra guardapolvo, es una especie de alero que enmarca el retablo por arriba y los laterales, para protegerlo del polvo y que suele estar decorada.
(8) Los encasillamientos son cada uno de los compartimentos cuadrangulares de que está formado un retablo, en los cuales se representan diversas escenas de la vida de Cristo o del personaje al cual está dedicado el retablo, en este caso la Virgen María.
(9) Los pisos son cada una de las divisiones horizontales del retablo.
(10) El manierismo es un estilo artístico de transición entre el renacimiento y el barroco, que se da aproximadamente entre 1520 y 1600, caracterizado por el refinamiento, la sensualidad, el leve alargamiento de las figuras, la ondulación de las líneas, la intelectualización y lo inquietante.
(11) OLIVAN BAYLE, Francisco: Valderrobres y el Matarraña”. Ed. Publicaciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja. Zaragoza, 1972.
Manuel Siurana Roglán
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