DISCURSO PRONUNCIADO POR MANUEL SIURANA ROGLÁN CON MOTIVO DE LA INAUGURACIÓN DE LA ILUMINACIÓN DE LA IGLESIA DE VALDERROBRES

Excelentísimo y Reverendísimo Don Manuel Ureña Pastor, arzobispo de Zaragoza; excelentísimo alcalde de Valderrobres, don Carlos Boné Amela; señores concejales del Ayuntamiento de Valderrobres; Don José Antonio Gutiérrez, Director General de la Fundación Endesa; patronos de la Fundación Valderrobres Patrimonial; miembros de la Junta directiva de REPAVALDE; señor Vicario de zona, curas y excuras de Valderrobres, amigos y amigas de Valderrobres.

Nos hemos reunido en esta impresionante iglesia para culminar un nuevo objetivo de Repavalde y de la Fundación, tras aquel primero que fue la reconstrucción del edificio. Hoy inauguramos la iluminación interior del templo parroquial y la exterior del conjunto formado por la iglesia y el castillo, además de la zona expositiva, con la que pretendemos mostrar los pocos restos artísticos de carácter religioso que aún conservamos.

Este proyecto de iniciativa social ha sido posible gracias a la múltiple colaboración entre el Ayuntamiento, la parroquia de Valderrobres, la Fundación Endesa, la Asociación Cultural Repavalde y la Fundación Valderrobres Patrimonial. Es decir, entre el sector público, las instituciones religiosas, el sector empresarial y la sociedad civil.

Con lo realizado, hemos pretendido resolver de manera positiva la relación entre la fe cristiana y la cultura, que durante veinte siglos de historia han estado tan medularmente unidas que es imposible entender nuestra cultura europea sin la presencia esencial del cristianismo. Ya que, por mucho que se quiera obviar, la religión, nuestra religión, impregna nuestra cultura, como queda demostrado al repasar los manuales de historia del arte o al recorrer los museos y pueblos de nuestro continente.

De ahí el destacado papel que le corresponde a la Iglesia como garante subsidiario de nuestra cultura. Papel que con los medios actuales no puede asumir, si no es con la colaboración de las instituciones públicas, la entidades privadas y los grupos de iniciativa social. La cultura y el arte en especial son elementos esenciales del patrimonio, entendido como el legado que hemos recibido de nuestros antepasados. El patrimonio cultural y artístico es de toda la sociedad, independientemente de quien figure como propietario y por ello es imprescindible que sea toda la sociedad la que se sume a las tareas de su recuperación y preservación, con el objetivo de que ese patrimonio que gratis hemos recibido, gratis leguemos a las postreras generaciones. Y es en ese aspecto donde adquieren sentido la existencia y las acciones acometidas por la Asociación Cultural REPAVALDE y la Fundación Valderrobres Patrimonial.

Nuestra iglesia es por encima de todo la casa de Dios y el templo que acoge en su seno a los creyentes en la Fe de Cristo. Este edificio es como ese Arca de Noé que decora la portada, capaz de resistir las tormentas y tempestades, dirigiendo su rumbo hacia el Supremo Hacedor. El encuentro con Dios y su glorificación es lo que movió a nuestros antepasados del siglo XIV a levantar este gran edificio y esa misma Fe es la que hizo que más de veinte generaciones de valderrobrenses condicionados por las tendencias litúrgicas y los gustos estéticos de cada momento, enriquecieran sus muros y capillas a mayor gloria del Padre.

En este sentido, nuestra generación tiene la obligación de responder a los retos que nos plantea el presente como usufructuarios del legado de nuestros antepasados, sin caer en la autocomplacencia y en la tentación de considerarnos poseedores de la nueva verdad, desdeñando las enseñanzas de la historia. Lo que nos obliga a hacer frente a los impresionantes cambios que se han registrado en las últimas décadas, en que el materialismo se ha adueñado de occidente, los templos se despueblan de fieles, la globalización nos arrolla y el turismo invade nuestros pueblos y ciudades, de manera que esas iglesias que tan solo eran espacios de Fe se convierten cada vez más en centros de interés cultural. De ahí la necesidad de alcanzar un equilibrio y, mejor aún, una simbiosis entre la actividad litúrgica, siempre prevalente, y la actividad cultural, que no pueden estar disociadas, ya que la contemplación didáctica de la belleza de la tradición cultural también puede favorecer el descubrimiento epifánico de Dios.

Para acabar, quiero reiterar nuestro agradecimiento a la Fundación Endesa, sin cuya ayuda no estaríamos aquí inaugurando la nueva iluminación; al Ayuntamiento de Valderrobres por su receptividad a nuestros proyectos; a Jamer, a Edgar a Jesús y antes a David y a Nacho que creyeron en nosotros; a las empresas y asociaciones que propiciaron la creación de la Fundación; a los funcionarios de la Dirección General y de la Comisión Provincial de Patrimonio por sus consejos; a la escuela de restauración de Huesca y en especial a la profesora Elena Aguado por su ayuda en las resturaciones; a Proyectarte, a Rual y a todos los que han intervenido en la obra por su trabajo y a Don Manuel Ureña por su apoyo. Gracias a todos.

Manuel Siurana Roglá, en Valderrobres, a 21 de julio de 2011